Desde el comienzo de la guerra rusa contra Ucrania, las fuerzas de ocupación han llevado a cabo la emisión forzosa de pasaportes en los territorios capturados. Este método no es nuevo: Rusia solía distribuir sus pasaportes en los lugares donde llevaba a cabo operaciones militares. Así ocurrió, por ejemplo, en Abjasia y Osetia del Sur. En 2014, ocurrió en la Crimea ocupada. Sin embargo, las autoproclamadas «República Popular de Donetsk» y «República Popular de Lugansk» no expidieron pasaportes rusos hasta 2019. Entonces el Kremlin empezó a expedir documentos mediante un sistema simplificado.
A lo largo de los años, en Ucrania, la actitud hacia la nacionalidad rusa en los territorios ocupados ha pasado de la no aceptación (por ejemplo, al principio, los guardias fronterizos ucranianos podían negar la entrada al territorio de Ucrania continental a una persona con pasaporte ruso) al reconocimiento de este proceso como forzoso. Con el comienzo de la invasión a gran escala y la expansión de la ocupación a nuevas regiones de Ucrania, resurgió en el país el debate sobre si había que aceptar o no los documentos rusos.
Los habitantes de los territorios ocupados también se enfrentan a este dilema. Algunos de ellos postergan la obtención del pasaporte ruso hasta el último momento. Las autoridades de ocupación emplean amenazas para obligar a los ucranianos a obtener documentos rusos. Suspilne cuenta qué les espera a quienes se niegan a recibir documentos rusos.