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Deportación disfrazada de evacuación

© realist.online

Autora Olesia Lantsman ZMINA

Cómo las fuerzas de ocupación obligaron a los habitantes de la región de Járkov a ir a Rusia

Cuando uno oye la palabra «deportación», imaginamos de inmediato a un gran número de personas obligadas por los militares a subir a vagones de carga que luego llevan a un país extranjero, a veces a miles de kilómetros de casa.

Pero durante la ocupación de los asentamientos ucranianos tras el 24 de febrero de 2022, los rusos actúan de otra manera y llaman evacuación a lo que es una deportación. Engañan a la gente diciendo que «solo serán tres días» y la intimidan afirmando que «las Fuerzas Armadas de Ucrania vendrán y os fusilarán a todos». Además, el ejército ruso dispara contra las casas y les hace la vida imposible a los residentes. De este modo, se obliga a la gente a subir a un autobús de «evacuación» o a coger su propio coche y marcharse. Aunque solo se puede «evacuar» a la gente hacia Rusia o Bielorrusia, ya que el camino hacia el territorio controlado por Ucrania está bloqueado.

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Esto es exactamente lo que ocurrió en los asentamientos ocupados de la región de Járkov. Los residentes locales informaron al Centro de Derechos Humanos ZMINA.

Solo tres días

Ruska Lozova es un pueblo de la comunidad de Dergachiv, a cinco kilómetros de Járkov. Sufrió la ocupación desde el primer día hasta mayo.

Desde el 24 de febrero de 2022, la gente no ha podido salir del pueblo para ir a Járkov. «Me desperté por la mañana y oí disparos. Al principio, pensé que los vecinos estaban prendiendo fuegos artificiales. Me acerqué a la ventana y vi que todo estaba en llamas. Mi nieta vivía enfrente, en un pueblo llamado Lisne. Yo ya pensaba que su pueblo estaba en llamas», recuerda Lyubov, residente local.

Mykola y Lyubov, vecinos de Ruska Lozova
Олеся Ланцман

La nieta de una mujer de la aldea de Lisne pudo marcharse a Járkov, pero a nadie se le permitió salir de Ruska Lozova.

«Los militares rusos dijeron que teníamos que salir solo por tres días. Por qué exactamente tres días, no lo sabemos», dice la mujer.

Al mismo tiempo, comenzó el bombardeo y se incendiaron muchas casas. La gente estaba muy asustada, sobre todo los que tenían niños, así que muchos se marcharon. Los sacaron en autobuses, y algunos se fueron en coche.

Sin embargo, los residentes no pudieron regresar al cabo de tres días, sino después de la desocupación del pueblo.

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«Evacuación» bajo bombardeos y cámaras al servicio de la propaganda

El pueblo de Tsyrkuny también se encuentra a escasos kilómetros de Járkov. Estuvo ocupado durante dos meses y medio. No había luz y estaba incomunicado, pero los bombardeos y la intimidación eran el pan de cada día. Sus habitantes tampoco podían irse a zonas controladas por el Gobierno ucraniano.

La gente que no tenía sótano o cuya casa había sido asaltada se refugiaba en la iglesia.

«En el sótano había un gran comedor, y la casa del cura también tenía sótano. Por eso pasamos la noche allí», dice Natalia, una vecina cuya casa sufrió el impacto de un misil.

Natalia Momot
Олеся Ланцман

Según cuenta, había muchas personas en la iglesia, hasta 60. Toda la gente tenía que dormir donde podía, es decir, en el suelo o en sillas. «Sin embargo, los residentes podían dormir allí, pero no en sus casas debido a los constantes bombardeos», recuerda la mujer.

Todos los días el «comandante» acudía al sótano, les contaba las noticias e insistía en que fueran a Rusia. Los militares rusos también acudían y les ofrecían la opción de marcharse, pero solo podían ir a la Federación Rusa.

A principios de marzo, durante otra «evacuación» con militares rusos, también estuvieron presentes medios de propaganda. Cuando los habitantes del pueblo, que habían decidido marcharse de todos modos, salieron del sótano, comenzó el bombardeo. El misil alcanzó las casas cercanas a la iglesia.

«La gente se asustó y volvió corriendo al sótano. En medio de la conmoción, los militares gritaban "Corred, corred", y la gente corría hacia los autobuses o a sus coches. Transportaban a la gente como si fuera ganado, de pie», recuerda Natalia, cuya nuera se marchó con sus nietos en aquel momento.

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Los militares rusos «corrían de casa en casa y gritaban que los ucranianos avanzaban y que el pueblo iba a terminar destruido»

La frontera con la Federación Rusa está a solo siete kilómetros del pueblo de Vesele, en la comunidad de Lípetsk. El 24 de febrero a las 05:00, los habitantes de Vesele se despertaron con el cañoneo de los primeros «Grads». Había comenzado el bombardeo del pueblo.

La gente no pudo ir a los territorios controlados por Ucrania hasta septiembre, cuando el ejército ucraniano liberó la región de Járkov. Solo se podía salir del pueblo en una dirección: Rusia.

Los rusos y sus ayudantes locales iban casa por casa ofreciendo la «evacuación». «Le decían a la gente que se fuera a la Federación Rusa, y le prometían vivienda, comida y ayuda», afirma Oleksiy Slabchenko, jefe del consejo municipal de Lípetsk.

Oleksiy Slabchenko
Олеся Ланцман

Cabe señalar que, para salir, la gente tenía que acudir a la oficina del comandante, escribir una declaración y esperar a que llegara el autobús. En marzo y abril, el autobús venía una vez a la semana; después, los residentes solo podían marcharse con su propio vehículo. Sin embargo, la gente no tenía permiso para salir. Para hacerlo, tenían que ir acompañados de rusos. «Escoltaban a los vecinos hasta Shebékino a través de Strilecha, a través de Vovchansk», dice Slabchenko. Además, recuerda: «El 5 de mayo, los soldados rusos y sus colaboradores iban de casa en casa gritando a la gente que se fuera porque los ucranianos estaban avanzando, habría bombardeos y destruirían el pueblo».

Sin embargo, no hubo bombardeos de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Por el contrario, según el jefe del consejo municipal, los rusos salieron de su asentamiento en dirección al pueblo de Neskuchne y llevaron 16 carros de combate y cañones autopropulsados a una plantación forestal.

«Es decir, esperaban que entraran los soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania y querían destruir el pueblo ellos mismos. Pero, al cabo de uno o dos días, los ucranianos no habían llegado. Luego volvieron y se quedaron a las afueras del pueblo», dice el jefe del consejo municipal.

Tras la intimidación del 5 de mayo, muchos habitantes se marcharon a Rusia. Después, los rusos empezaron a disparar periódicamente contra el pueblo, obligando a los que se habían quedado allí a irse también al país agresor.

Tras la desocupación, los residentes empezaron a regresar paulatinamente al pueblo.

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«Parecía que salían en columna y utilizaban a nuestros residentes como escudos humanos».

Durante 200 días, Kozacha Lopan, un pueblo de la comunidad de Dergachi, estuvo ocupado. Está a solo 2 km de la Federación Rusa.

Según la alcaldesa, Lyudmyla Vakulenko, los rusos siempre permitían a la gente salir solo hacia Rusia: «Únicamente al principio era posible salir por el distrito de Zolochiv. Sin embargo, mucha gente saltó por los aires allí porque el lugar estaba minado. Solo de nuestro pueblo, volaron tres coches».

Lyudmyla Vakulenko
Олеся Ланцман

Cabe añadir que la noche anterior a la desocupación, los rusos empezaron a recoger a la gente en sus casas.

«Incluso el 10 (de septiembre - O. L.) los residentes no entendían nada, porque no había comunicación y no oían disparos. A las 00:30 del día 11, los militares rusos llamaron a la puerta de los vecinos y les dijeron que se vistieran rápido, que la evacuación había comenzado porque los ucranianos estaban llegando y lo destruirían todo», recuerda el jefe del consejo municipal.

Esa noche los militares rusos despertaron a mucha gente, y muchos vecinos se marcharon. A algunos, según los habitantes del pueblo, se los llevaron los rusos en vehículos militares.

«Conocí a una pareja en la estación de tren de Bélgorod. Eran de Strelecha, un hombre y una mujer. Dijeron que los había sacado un vehículo blindado de transporte de tropas», dijo Valentyna Bilohrud, residente de Kozacha Lopan, a quien los rusos despertaron por la noche y trasladaron a Rusia.

Según la alcaldesa, parecía que salían en columna y utilizaban a nuestros residentes como pretexto.

Sin embargo, como los autobuses salieron a oscuras, los vecinos no pudieron ver si vehículos militares rusos acompañaban realmente a su convoy.

El largo camino a casa

En Rusia, los residentes de la región de Járkov que no tenían familiares fueron distribuidos por regiones a internados o pensiones. «Conozco casos de personas a las que trasladaron a la región de Kursk y luego a Riazán», afirma Slabchenko.

Para no acabar en internados, los ucranianos se ponían de acuerdo de antemano con sus familiares de Rusia y llevaban anotados su dirección y número de teléfono, porque en la frontera los rusos podían llamar a sus familiares y organizar un control.

Algunas personas se quedaron en casa de familiares. Por ejemplo, Valentyna, de Kozacha Lopan, fue a ver a su hermana a Tver y se quedó allí algún tiempo.

«Tardé dos meses en volver a casa. No tenía dinero, así que mi hermana, que sabe manejar internet, encontró a personas voluntarias. Nos sacaron de Rusia a Bielorrusia y luego nos llevaron a Ucrania. Lo hicieron gratis y también nos dieron agua y comida», dijo la mujer.

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Algunas personas, tras cruzar la frontera rusa, intentaron salir inmediatamente del país e ir a los países bálticos. Algunas personas se quedaron allí, mientras que otras, como Serhiy Kryvetchenko, residente de Liptsi, continuaron el viaje.

«Mi mujer es de Múrmansk, así que llegamos a un acuerdo con su tío, como si fuéramos a su casa. Sin embargo, tras la inspección, nos dirigimos inmediatamente a la frontera con Letonia. Y luego a Alemania», dice el hombre, que pudo regresar a su pueblo natal seis meses después.

No obstante, algunos de los ucranianos que tuvieron que marcharse permanecen en el extranjero.

Onysia Sinyuk, analista jurídica del Centro de Derechos Humanos ZMINA, cree que todas estas circunstancias (intimidaciones, mentiras, bombardeos) no dan testimonio de una evacuación, sino de una deportación.

«El hecho del reasentamiento de civiles es obvio, por lo que la cuestión se refiere únicamente al elemento de la coacción. La existencia de tal coacción se debe determinar a través de una serie de hechos. ¿Tuvo la gente la oportunidad de elegir libremente en qué dirección quería marcharse? Limitar o prohibir los viajes al territorio bajo control del Gobierno de Ucrania refleja una restricción de la libre elección», afirma.

La medida en que esta elección es libre también la determinan la transmisión de información falsa (que es temporal, «solo tres días») y la restricción del acceso a fuentes alternativas de información (casi no había comunicación).

«Segundo hecho: ¿qué motivó la decisión de la población de abandonar su lugar de residencia? La intimidación de las personas mediante amenazas verbales de ataques y bombardeos, los propios bombardeos, que crean condiciones imposibles para vivir en ese territorio, son elementos de coacción que no dejan a la población otra opción que abandonar su lugar de residencia, pues temen por su vida. Todas estas circunstancias atestiguan la presencia de indicios del delito de deportación», continúa Onysia Sinyuk.

Según el Protocolo n.º 4 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, no se puede expulsar a nadie del territorio del Estado del que es ciudadano. Además, según el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, «la deportación o el traslado forzoso de población» se consideran crímenes de lesa humanidad y están sujetos a responsabilidad penal internacional.

***

ZMINA, junto con socios ucranianos e internacionales, documenta casos de deportaciones forzosas al territorio de la Federación Rusa y Bielorrusia cometidas durante el ataque armado ruso contra Ucrania.

Si ha sido víctima o testigo de una deportación forzosa al territorio de la Federación Rusa o Bielorrusia, déjenos sus datos en el formulario en línea o escriba a la dirección de correo electrónico Ця електронна адреса захищена від спам-ботів. Вам необхідно увімкнути JavaScript, щоб побачити її..

Con el consentimiento del solicitante, la información recibida se utilizará para hacer llamamientos a organismos de investigación nacionales e internacionales, en particular a la Comisión Internacional Independiente para la Investigación de los Sucesos de Ucrania de la ONU, a la Corte Penal Internacional, etc., para que se investiguen los crímenes de guerra cometidos en Ucrania.

Original source: https://zn.ua/eng/deportation-under-the-guise-of-evacuation.html